El mayor problema de la inserción laboral asociado a la juventud deriva principalmente en: "la mucha demanda y poca oferta", y el problema socioeconómico actual del país. Esa poca oferta no contenta del todo a jóvenes entusiastas y emprendedores con grandes proyectos en la cabeza, y mucho menos les llena el bolsillo. De modo que gran parte de los jóvenes deciden seguir sus estudios como opción más legítima.
Además, si sumamos las pésimas condiciones precarias, el sueldo, horarios, explotaciones como becarios... y demás factores laborales que las empresas ponen a disposición de los jóvenes como única opción, entenderemos el descontento de este amplio sector social.
Según el Consejo de la Juventud de España, la tasa de paro entre los jóvenes alcanza el 28,4% en el segundo trimestre de 2009. El paro está afectando sobre todo a los jóvenes y con mayor agudeza en el sector de la construcción.
Según el Instituo Nacional de Estadísticas: "los jóvenes que están trabajando actualmente han tenido trabajos fijos alguna vez en mayor medida que los desempleados. Por otro lado, éstos últimos han tenido una trayectoria más inestable con trabajos sin contrato o temporales".
Es necesario que el Estado aporte ayudas y subvenciones a este sector tan importante para sostener la estructura económica del país. Iniciativas como las del Instituto de la Juventud, ofrecen programas públicos y gratuitos para orientar al joven en su carrera profesional, insertarle en el mercado laboral europeo, o facilitarle alquiler de vivienda.
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